Cyo, la mayor suerte de mi vida.
Recuerdo ir a la perrera con la intención de sacar a un gatete adulto y negro por todos los prejuicios que se tienen sobre ellos. Pero, de repente, comencé a escuchar unos llantos y no me pude resistir a ver qué era, se asomaba una pequeña bolita negra enganchada a un barrote. Recuerdo cogerte y ver como solo ocupabas mi mano, un mesecillo tenías.

Recuerdo verte defendiendo a tu hermano Aco, del cual no pudimos separarte.
Eres un gato miedoso, cualquier ruido fuerte te espanta, y te cuesta desenvolverte de primeras que las personas, pero como te toquen el lomo uf… te quedas ahí dos horas.
Adoro como me vas siguiendo por toda la casa, maullando y ronroneando, pidiendo mimos, como si estoy enferma te quedas conmigo toda la noche, como quieres a Dom, esa cola que tienes que baila cada vez que andas.
Siempre me han dicho que los gatos negros dan mala suerte, que ni se me ocurriera tener uno… A esa gente puedo decirle que no he tenido mayor suerte en mi vida que encontrarle a él.


No Comments